Este es el lugar que he creado para evadirme del mundo que me rodea, en el que puedo refugiarme entre las palabras que fluyen de mi imaginación. Vengo aquí cuando añoro sentir cómo las palabras asoman por mis dedos, plasmando en una pantalla lo que quiere expresar mi corazón.


Mi lugar para escapar, Capítulo 1


Tyler volvió a aparecer en mi sueño, como me llevaba pasando desde que empezaron las vacaciones. Tyler Turner, moreno con unos preciosos ojos oscuros y un cuerpo perfectamente definido, ha sido mi amor platónico desde el instituto. Lástima que él apenas sepa de mi existencia… No es que esté realmente enamorada de él, puesto que nunca ha habido nada entre nosotros, prácticamente ni siquiera una conversación de más de cuatro frases, pero sí que me gusta desde que empezamos el instituto. Recuerdo el primer día de clase en el que me choqué con él por accidente en el inmenso pasillo principal del edificio. Tyler amablemente me sujetó por la cintura para que no me cayese y su contacto me estremeció. Cuando levanté la vista hacia él y me encontré con esos ojos profundos, me quedé paralizada y tardé unos cuantos segundos de más en reaccionar. Nunca me había pasado algo así con ningún chico. Las pocas veces que había podido hablar con él me había parecido simpático, divertido y, todo hay que decirlo, con un ego un poco desmedido. Aunque claro, cuando sales con la chica más puta… perdón… popular desde el instituto es algo que puede pasar. Cuando ella está presente paso más desapercibida para Tyler que un fantasma, ni se molesta en mirarme. Kate es una rubia con menos de dos neuronas en el cerebro y un bonito cuerpo que luce con sus minivestidos ajustados a modo de mujer soltera busca. ¡Ah! Y es extremadamente celosa

Actualmente, Tyler y yo estudiamos el último año para graduarnos en Biología en la Universidad de las Artes y las Ciencias de Nueva York, en Washington Square, ya que ambos descubrimos nuestro interés por la biología con las clases del profesor Smith en el instituto. Además, ambos vivimos en la residencia universitaria Goddard RC, mientras que su novia se aloja en la residencia Palladium Hall, una de las más caras de NY, ¡cómo no! 

El primer día de curso fue transcurriendo sin verle aparecer por la universidad, lo que estaba haciendo decaer mi ánimo. Cuando llegué a mi habitación de la residencia no tenía ganas de hacer nada, me tiré en la cama con mi pijama puesto y sin darme cuenta me quedé dormida. Me desperté en plena madrugada porque mi estómago había decidido que ya era hora de que le diese de comer. Así que me dispuse a ir a la cocina común a buscar algo de picar, no sin antes peinarme un poco después de mi pelea con la almohada durmiendo. Cuál no fue mi sorpresa al entrar en la cocina y encontrarme a Tyler sin camiseta buscando algo en la nevera. Al escucharme se sobresaltó, ¿quién iba a entrar en la cocina a las 4 de la madrugada?
  • ¡Hola Helena! – me dijo exponiéndome su hermosa sonrisa cuando vio de quién se trataba - ¿También te desvelas por la noche? Mi estómago no paraba de rugirme – lo cierto es que no solía ser habitual pero ésta era una forma de verle, me desvelaría todas las noches.
  • ¡Hola Tyler! La verdad es que si me desvelo de madrugada, acaba entrándome hambre, y veo que no soy la única – ¡Qué vergüenza! Menos mal que me había puesto el pijama corto que me hacía un culito respingón. Tyler miró hacia la pizza que acababa de sacar de la nevera y se echó a reír. 
  • No, no eres la única. ¿Quieres compartirla conmigo? – y en ese momento pensé "compartiría mi cama contigo si pudiese. ¡Helena deja de pensar así, a ver si vas a acabar pensando en voz alta!".
  • Vale – En ese momento me pareció darme cuenta de que Tyler acababa de mirarme de arriba abajo ¿Se había fijado en mí? Seguro que no, serían imaginaciones mías.
Nos sentamos en el comedor y charlamos un rato hasta que se hizo la pizza en el horno. Cuando nos terminamos de zampar la pizza familiar, pensé que Tyler se iría a su habitación.  Sin embargo, se sentó en el sofá de la salita común y me invitó a sentarme con él a ver algo en la televisión.
  •  ¿Te apetece ver algo en especial, Helena? – de nuevo, lo primero que pensé fue "A ti desnudo en mi cama, pero creo que no sería prudente decírtelo. ¡Helena para!".
  • Pues no tenía planeado ver nada en particular, normalmente estoy sola cuando bajo a estas horas y me subo a mi habitación con algo para picar. -  ¡pero qué tonta! Así parecía que no quería quedarme con él.
  • Puedes subirte si lo prefieres. Yo voy a intentar ver algo a ver si me entra sueño. – dijo en un tono indiferente.
  • Me apetece ver algo, la verdad es que yo tampoco tengo sueño y en mi habitación no pensaba hacer nada en particular – Y entonces pasó otra vez. Iba a sentarme en el sofá y me pareció ver cómo me repasaba con la mirada de arriba a abajo. No, esta vez no me lo había imaginado.
  • Me alegra que te quedes, no me gusta quedarme solo aquí. Los minutos se me hacen interminables. – "A mí seguro que se me pasan volando contigo a mi lado".
Estuvimos viendo un programa de imitaciones de personajes famosos que estaban repitiendo. Yo apenas echaba cuenta a la televisión, ya que, de vez en cuando, Tyler rozaba mi mano con la suya con la excusa de coger el mando a distancia, lo que provocaba descargas eléctricas en mi cuerpo y hacía que perdiese la concentración. Llevaba pillada por Tyler desde los 17 años y, hasta que entramos en la universidad hace dos años, apenas habíamos intercambiado dos palabras, por lo que para mí el estar a solas con él más de 5 minutos era toda una fantasía. Charlamos un rato con la televisión de fondo sobre las clases y sobre algunas de nuestras aficiones. A Tyler le gustaba el baloncesto, la música rock y hacer senderismo en bicicleta, lo cual yo ya conocía porque habíamos estado más de 4 años en la misma clase. Él se sorprendió cuando le dije que me gustaba montar en bicicleta, jugar al baloncesto (como a él), el cine y los libros, obviando decirle que me gustaba la música pop porque podría reírse de mi estilo musical
  • No sabía que te gustara el baloncesto, Helena. Puedo retarte algún día a echar un uno contra uno, si te atreves. -  Me dedicó una sonrisa muy sensual ¿En serio? ¿Me había propuesto jugar con él? Mejor dicho, ¿contra él? Una sonrisa asomó por mis labios cuando me dije a mí misma "¡Me encanta este chico!".
  • Creo que no estaría a tu nivel. Yo no he estado en ningún equipo, solo juego a veces con varios amigos cuando encuentro un rato de tiempo libre.
  • Si quieres puedo enseñarte algunas cosas ¿A tu novio no le gusta? - ¿En qué momento habíamos pasado de hablar de baloncesto a hablar de mi vida sentimental?
  •  Eh… yo no… tengo novio. – Mi corazón quería salirse de mi pecho. 
  • ¿En serio? – Parecía sorprendido a la vez que ¿aliviado? ¿contento? – Eres muy guapa, seguro que no te faltan chicos que besen el suelo que pisas. – Y sin poder evitarlo, me eché a reír. Tyler me miraba fijamente mientras yo intentaba controlar mi risa. 
  •  Tyler yo nunca he tenido “chicos que besen el suelo que piso”. No soy guapa, no al menos al lado de chicas como Kate. – Me pareció notar su enfado por mi falta de autoestima. 
  • Es absurdo que digas eso. No te compares con Kate porque no tenéis nada que ver la una con la otra. Eres preciosa, Helena. Nunca pensé que creyeses lo contrario. - ¿¡Tyler acababa de decirme que yo era preciosa!? Toda la sangre de mi cuerpo se empezó a acumular en mis mejillas. Tyler, al verme ruborizada, suavizó su expresión y me dedicó una sonrisa. 
  •  Eh… gracias, Tyler. Sin embargo, creo que conozco mi físico mejor que nadie, y te diré que no es agradable verlo todos los días. – Le contesté intentando no mirarle fijamente para no ponerme más roja.
  • A mí me encantaría poder verlo todos los días. – Me mostró una de esas sonrisas de las que me dejaban sin aliento, lo que hizo que me ruborizase aún más. ¿Qué quería que le respondiese a eso? ¿Él no estaba con Kate? Entonces, ¿por qué me decía esas cosas? A continuación pasó su mano por mi mejilla, lo que me hizo poner cara de tonta embelesada…. ¡Tyler es tan sexy! 
  • Eh… 
Y sin dejar que le diese una respuesta, me besó¡Dios, como besaba Tyler! Me agarró por la cintura apasionadamente  para acercarme más a él y yo me dejé llevar por sus labios, sus manos y la proximidad de su cuerpo. Más que excitada por el impulso de Tyler, no tardé en ponerme a horcajadas sobre él. Los besos se intensificaron, mientras mis manos acariciaban su pecho desnudo, haciendo que su cuerpo se estremeciese por mi contacto. Tyler metió sus manos por debajo de mi camiseta y las deslizó hasta mi sujetador, el que desabrochó con gran rapidez. Fue en ese momento cuando escuchamos al conserje que estaba haciendo su ronda nocturna por la residencia, y ambos paramos en seco nuestras caricias. ¡Qué oportuno!

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